Un segundo.

En la noche oscura, el cielo pintado a escala de grises repartía estrellas fugaces a quien no las pedía.

Manuel pidió una. Nada pasaba. Se cansó de mirar el cielo a 45º. Rogó por favor que una estrella le pintara de colores su noche blanca y negra. Nada pasó.

Y justo cuando bajó la cabeza...

Por un instante, nunca se enterará si su estrella fugó.

1 comentario:

Anónimo dijo...

solo quien es perseverante consigue lo q quiere!!!por lo menos lo intento!!!pame c