Muy atardecer para el amanecer.

Amaneció, pero todavía quedaban pedazos de noche tirados por ahí.

Hacía un poco de frío. Como para engañarlo con un saquito desprendido.

Con los ojos pesados, pudo levantarse lentamente hasta descubrir que había dormido toda su vida.

Hasta descubrir que rápidamente murió. 

Temprano.

O tarde.

No hay comentarios: