Soledad, la consejera silenciosa.

Es feo pasar tres días sin bañarse. Pero es peor que a nadie le moleste tu olor.

No tenés a nadie que te hable, no tenés a nadie que te escuche, no tenés a nadie que te huela.

Y te empezás a acostumbrar a olerte solo.

De repente y sin decir nada, te das cuenta de que alguien te habla.

Te habla tan bajito que pensás que es tu imaginación. Pensás.

Se detiene el tiempo. Pensás de nuevo.

Te das cuenta de que extrañás tanto que no vas a extrañar extrañar nunca más.

Es ahí cuando decidís, con mucho jabón y agua caliente, volver a bañarte todos los días.

Es ahí cuando decidís volver.

2 comentarios:

Nati Vasca dijo...

tremendo pero cierto...

Anónimo dijo...

Siempre con vos

T.a