El semáforo con rastas.

Manuel caminaba hacia su casa más colgado que el collar que llevaba puesto.

Antes de subirse a los escalones de la senda peatonal, vio las luces del semáforo titilar.

Pasaban del rojo al verde, del verde al amarillo, del amarillo al verde, sin parar.

Manuel se puso a bailar al ritmo del equalizador vertical.

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