Dolor.

Daniela se llamaba Daniela por no llamarse María.

Tenía 23 años por no tener 54.

Le dolía todo el cuerpo por no tener un buen trabajo.

Ahora no tiene un mal trabajo porque ya lo abandonó.

Lo que no abandonó fueron sus ganas de crecer.

Así, con 54 años poder seguir llamándose Daniela.

Y, sin un solo dolor, poder ser cada vez más joven.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escribi algo nuevo flojito!
me gusta leer tus enrosques..

T.a